Me olvidé de su recuerdo,
del color de aquellos días.
Como materia de sueños
olvidé todos sus prismas.
Hoy me queda sólo un velo
maquillado con ceniza,
una imagen terciopelo
y tacto de gelatina.
Y aunque la ausencia es real,
tan amarga y visceral,
siempre supe que lo eterno
es un mito atemporal.
Que a memorias de cristal
el olvido es libertad,
un gran eco de lo etéreo,
recoveco de la paz.
Fotografía por Abel Ibáñez G.
Santacruceño de nacimiento y juntapalabras por distracción.