“Voy a hacer otra canción

Cantando que ya estoy mejor

Buscaré otro lugar y

Algo nuevo que soñar.”

Tobogán Andaluz – Siempre sueño las mismas cosas

 

Tú sabes que nunca recuerdo los sueños que tengo al dormir. Hoy tengo que escribirte, pues ha sido distinto. El corcho aquel que tuviste que zafar de la botella usando los dientes, ese mismo que tengo siempre en el bolso, se me había perdido. Me largué a buscarlo con desesperación y entonces te encontré anudando un cordón para que ahora fuera un collar, con el corcho colgando. Te encontré en esa, con las manos ocupadas de amor en lo que hacías, que ni siquiera notaste mi presencia detrás. Me detuve a mirar la paciencia de tus dedos para lograr pasar el hilo delgado por una argolla lo bastante cerrada para complicarlo. Sonaba Tobogán Andaluz al fondo del cuarto y tenías un vaso de agua junto a ti. Comencé a recordar cosas en el sueño que, ahora que lo pienso, nunca vivimos. Lugares extraños, irreales. Personas junto a nosotros que jamás vi. Cuando tomé un poco de aire y pasó el susto, advertiste mi presencia y te giraste hacia mí. En tu rostro no había rostro, no había nada. Sé que suena absurdo pero en el sueño no me di cuenta, me pareció de lo más natural. Sentí tu sonrisa dentro de mí, acariciando mi alma y también pude observar tus ojos detrás de los míos. Te levantaste un poco para acercarme hacia ti tomando mi cintura pero sin posar las manos en ella. Yo me deslicé sin levantar los pies y me senté al lado tuyo. Cuando quise besarte la mejilla, mis labios se posaron sobre el aire sin tocarte, y tu sabor recorrió desde la cabeza hasta los pies. Me llené de ti pero tú no estabas más, el corcho cayó de pronto sin el cordón dentro y cuando quise levantarlo se me desvaneció entre los dedos, como agua. Miré en mi pecho y ese corcho con la marca de tus dientes estaba ocupando el lugar donde el corazón debería estar. Mi piel, traslúcida, dejaba ver como el corcho palpitaba y bombeaba sangre que corría con destino a cada una de las partes de mi cuerpo. Bajé un poco la cabeza y el sonido del palpitar del corcho subía de a poco. Entonces me desperté. Te busqué, y al corcho, pero no estaban. ¿Seguirás haciendo lo mismo con los demás? Responde eso, por favor.

Fotografía por asketoner