Con que sepas que te quiero

[Lunes]

Pasa el día,
entre los dedos se resbala
hasta la última nostalgia,
hasta el buen amor.
Y no te compré flores.
Sé que te encantan,
sólo que ayer no tuve tiempo
ni de escuchar nuestra canción.

[Martes]

Esta asincronía urbana;
llegamos tan exhaustos:
la misma rutina, toda la semana,
todos los meses;
a veces, parece, no queda aliento
para todos esos planes
que pronunciamos sobre la cama
cuando fingimos querernos.
Pero, ya no me preocupo.
No más de la cuenta.
Sólo te mando este mensaje
para que sepas que te quiero
con toda mi alma
aunque estés allá,
sufriendo
por encontrarte.

[Miércoles]

Te regalo todos mis sueños.
A veces no te entiendo.
Trato de abrazarte desde la distancia.
No siempre se puede,
pero siempre lo intento.

[Jueves]

Demasiado ruido, todo es rápido.
Extraño verte diario, perseguir la noche,
llegar tarde a casa por hablar frente a tu puerta;
como me gusta mirarte sin que te des cuenta,
en ese instante me cuesta creer
la suerte que tengo de tenerte cerca.

[Viernes]

Con que sepas que te quiero,
con eso, por ahora, es suficiente.
Y sin mandar besos, y sin enviar poemas,
quiero que sepas que me tienes,
aunque nada suceda. O parece no suceder.
Estar, al final, es la promesa:
aprender a fluir y aprender a construir
sobre los miedos y los problemas
que luego aparecen en nuestra habitación
entre taquicardias.

[Sábado]

Estar ahí para volar, volver,
romperse:
lo que sea necesario
para acompañarte
a donde quieres llegar.

[Domingo]

(Pasa el día,
cuento las horas.
Sueño despierto
con volverte a ver.
Eres el aire que respiro.
Eres lo que más quiero.
Con que lo sepas, vagamente,
con que lo sepas, así está bien).