Quedamos, para follar.
Empezabas hablándome de temas,
terminábamos en la cama.
Y, digo “terminábamos”, porque así era conmigo, con ella, con otras.
Me mirabas diferente,
cómo un león a su filete.
Me besabas la espalda,
me tomabas de las caderas,
Me susurrabas al oído,
tu respiración agitada, excitada.
Terminábamos de follar,
y te recostabas, me tocabas las piernas, articulabas palabras, bebías agua, y volvíamos a hablar de temas cualquiera.
Mi cabeza pensaba, una vez más.
Mi corazón deseaba que dejara de ser sólo follar.
Ojalá tus caricias y tus besos en la espalda hubieran sido sólo para mí. Y no para ella… ellas.
Me alejé pensando que me buscarías, aunque sólo fuese para follar, y yo fallar cayendo en ti, otra vez.
Pero no fue así. El mismo disco, la misma comida, las mismas palabras, el mismo tiempo.
Con ella.
Con ellas.
Fotografía: Cristina Rizzi Guelfi