¿Cómo llegamos hasta aquí? Ocasionalmente en las noches de “excesos” como suelen llamarlas mis mejores amigos, esta pregunta surge frecuentemente al final de la noche.
“¿Cómo llegamos hasta aquí?” Cae de golpe cuando al abrir los ojos o cuando nos entra un lapso de conciencia, nos cuestionamos cómo es que hemos acabado en aquel lugar: un bar clandestino, el departamento de algún extraño o de un conocido en común, la carretera a Portugal, la cama de un desconocido o de un buen amigo que ahora es algo más, a mitad de la avenida bailando descalzos, o dentro de la fuente empapados porque seguramente moríamos de calor.
La constante pregunta que aparece después de una noche de aventuras y cuando el amanecer reclama explicaciones de nuestro cuerpo hecho pedazos, con moretones por doquier, el labial corrido en la mejilla, el rímel que marca nuestros ojos a causa de algún llanto o de dormir sin desmaquillar. ¡La resaca joder, la resaca!
Ante esta incógnita ninguno se preocupa demasiado, no después de miles de mensajes de “¿Dónde estas?” y mandarnos la ubicación constantemente, menos aún cuando nos hemos encontrado y acabado todos juntos, porque no importa que hayamos hecho la noche anterior, los vicios, los ridículos, los errores que hayamos cometido algunas horas atrás, ya son historias, historias que en unas horas nos estaremos contando uno a uno para entre todos reunir las partes faltantes de nuestra memoria que después de varias copas debió de haber dejado de funcionar. Historias de las cuales no estaremos riendo a más no poder y usando en un futuro para molestarnos entre si.
¿Cómo llegamos hasta aquí? Joder la mayoría de las veces no hay un solo culpable, solo la inocente idea de alguno que decidió irnos a un after o mezclar las bebidas para que todos acabáramos ahogados. Porque en nuestras ansias por vivir un poco más hemos terminado en lugares desconocidos pero con personas que nos conocen mejor que nadie.
¿Cómo llegamos hasta aquí? Maldita sea no lo sé, pero lo hicimos juntos y eso al final es lo que cuenta.
Fotografía: Gediminas Jankevicius
Amante del café y de las buenas historias, turista de museos y galerías de arte. Fotógrafa en proceso y escritora de vez en cuando entre inspiración y ocurrencias.