Cómo es el universo, es el alma.

Te quiero y en mis silencios expreso mi cariño certero, proyecto mi emociones en acciones y conecto con tu lado incierto,
infierno de mis dolencias vanas por querer converger en sentimientos y ganas.

El alma danza ardiente alrededor de este corazón de forma insana, delirante por la imaginación que vaga incesante creando historias sedantes.

Vuelvo a mi dolor morada de tu desgana por querer me quisieras mañana.
La esperanza toca la puerta de mi casa, me dice la realidad de este declive, confio en el destino y en esto que siento cuando te observo en silencio.

Contemplo el tiempo que me dice a pasos lentos que llegaré a tiempo al momento exacto dónde fluyamos con el espacio-tiempo inmortalizado el amor que nos envuelve y nos convierte en la semilla de un gran árbol, compresión al hablarnos y confrontarnos con nuestros demonios atados a nuestra mente, recipiente de estas emociones y visiones de nuestro futuro intacto.

Cómo no quererte si te llevo en la mente, como no desearte si en todos lados observo tu arte, como no amarte, siendo tu el reflejo del gran amor que vive dentro de mi.