Colador

Tu nombre perfora todas mis realidades y hacen que se cuelen todas mis ideas. Es en mis sueños cuando vuelves. La última vez lo hiciste con los pies descalzos, soplaste sobre mi frente el amor que alguna vez me tuviste y me despertaron los escalofríos.
Escalofríos.
Son la peor parte, pues las puntas de mis pies disparan truenos desde que duermo sola y hay tormentas a las que no quiero pertenecer, pero ahora es parte del papel
La noches en las que no te sueño no te extraño, me hace mucho daño vivir soñándote. Cuando lo hago me pongo a cantar canciones al revés, o  pestañeo 50 veces hasta que se me sequen los ojos. Te lloro cuando riego las plantas y cuando corto los limones del árbol de mis abuelitos. Las lágrimas que derramo por ti son tan puras que la limonada de la semana pasada hizo que toda mi familia tarareara baladas románticas y bailara con los ojos cerrados.
He escuchado que a tí te funciona tapar tus hoyitos con plastilina de colores y alguno que otro pedazo de cinta azul. Yo estoy aprendiendo a vivir como un colador y no se si eso realmente va a funcionar.

Fotografía por Martin Canova