Pasamos los días siguiendo ideales que no son nuestros, aparentando que estamos en control de nuestra vida.
Nos dicen qué hacer, cómo hacerlo y cuándo hacerlo. Pero si estallamos ante la presión, nos reducen a “maniáticos” o “perturbados”. Si alguno de nosotros se quiebra, el mundo igual sigue. ¿Ya se detuvieron a pensar cómo sería la vida si tuviéramos la potestad sobre nuestro destino?
De haber sabido que tendría que vivir así, jamás hubiera nacido.
Fotografía por Martin Canova
Charles Bukowski me obligó a hacerlo.