Las niñas buenas no dicen palabrotas
No te invitan a su casa cuando se pasan de copas
No llevan una lista de cuantos cuerpos han besado
Las niñas buenas no follan en el auto antes de entrar al departamento
No arman porros ni besan a su mejor amigo
Les preocupa si el viento les levanta el vestido
No caminan con un cigarrillo en la mano y una cerveza en la otra
No se tocan viendo guarradas en internet
Ni le coquetean al extraño en la fila
No hablan de fetiches en voz alta
No te miran a los ojos cuando la tienen en la boca
Ni se tragan tus fluidos con una sonrisa
Las niñas inteligentes no lloran a las 3 de la madrugada
No viven de flashbacks y poesía
No esperan un mensaje hasta dormirse
No piden deseos a las estrellas
No repiten una y otra vez la misma canción triste
No se enamoran.
Luego estoy yo, ebria y drogada leyendo poesía en la madrugada
Sólo te escribo en el bloc de notas, en mis poemas
Cuando lloro, la máscara se corre, no era a prueba de agua
Y cuando me tocan, pienso en ti
Y cuando me toco, pienso en ti
Espero un mensaje que nunca llega
Recuerdo mi nombre en tu boca
Y tu boca en mí
Respiro otra vez, y respiro el sabor a chicle de mora
Compré chicle de mora para recordarte.
La mitad de mi coherencia la perdí cuando besé a mi mejor amigo
La otra frente al departamento
La otra noche miré estrellas y recordé cuando te pedí que lo hicieras conmigo
Pero tu ventana era muy pequeña
Tan pequeña como me sentí entre tus sábanas
¿En qué estábamos?
No enamorarse.
Y me enamoré, me enamoré de ti.
Qué putada.
Fotografía por Martin Canova
Habitante del exilio.