Casi 2 horas para las 6

A veces se me olvida quién soy y de dónde vengo.

Los celos me invaden de repente, googleo cómo ser inmune a la co-dependencia. ¿Será que estoy en mi zona de confort? Y si es así, ¿por qué me siento tan triste? Los mortales juegan en mi contra y no soy inmune, en cambio les sigo el juego y me enojo. El que se enoja pierde, el que se enoja pierde, esa frase suena en mi cabeza como si fuera a arreglar algo.

No me trates mal, porque yo puedo hacer que tu vida vaya mucho peor.

Te quise mucho y cuando te pienso quisiera sentirme otra vez igual. Como cuando luché por ti y aunque ya no eres mi sueño, alcanzar la disciplina de cuando pensé que lo eras sería mi salvación ahora.

Mi mejor amigo se fue a Barcelona, ¿y ahora qué se arma? Lo que había afuera de mi cúpula ahora está pidiendo tapas e investigando a Gaudí. Y la persona con la que hablo todos los días no está ni cerca de lo que quería para mi. Ya no quiero seguir jugando este juego, quedarse más tiempo conectada me está afectando y, sin darme cuenta, envejezco.

Me lo repiten todos los días, hay una vida afuera y yo estoy tan perdida.

3:27:29 es el tiempo que tengo que esperar para que el video corrupto de mis clases de costura se arregle. Son las 2:08 a.m., ahora me pregunto porque diablos pedí informes de algo que ni iba a comprar. La publicidad no deja de llegar.

Ojalá te quisiera menos y tú me quisieras más. Lo de un clavo saca a otro sí funciona si lo sabes usar. 3:58 a.m., si tan sólo estuviera en el concierto de Cercle que estoy escuchando ahorita.

A quién engaño, no tengo idea que está pasando.

Fotografía por Daniel Abrego