Carta No. 1

Te pido que de principio no juzgues, sólo léeme con mente abierta y consciente de lo que buscas y quieres.

Léeme, pues el escribir con tinta sobre papel, es mi manera de acercarme a ti y abrazarte con cada oración que redacto… no me creas cursi, creo ser todo lo contrario: pasional, arrogante y un tanto egoísta; simplemente el retratar con palabras se ha vuelto adicción de unos corazones para acá, se ha vuelto mi manera de soltar y darme sentido entre líos mentales y revoluciones sentimentales.

Justo ahora, es el momento en el que te hago infinito en mis palabras, sin esperar nada a cambio, porque mi dicha está en la inspiración que deja cada momento y en el intento de plasmar cada uno, en letras.

Te pido, no te esfuerces de menos… ya es tarde para borrar las páginas que hablan de ti. Pero si decides continuar, te advierto que lograrás que todas estas burdas palabras se conviertan en sentimientos penetrantes, caricias sinceras y pasiones entregadas que, tal vez, después terminen en nada.

No pido que entiendas por qué mi sentir es así, de una manera entregada, contradictoria y en cierto grado desigual; pero te pido que continúes con normalidad, como el tiempo te indique.

Siéntete libre de irte cuando quieras o quedarte lo que quieras, de estar o faltar; pues mi costumbre hacia la inestabilidad cada vez es mayor y es por eso que valoro cada instante como único.

Siéntete libre, pues hoy te guardo en palabras que nadie me puede arrebatar. Siéntete libre de vagar por mundos inhabitados y no volver nunca o regresar con tonterías, risas y pláticas nuevas que hagan del tiempo algo irrelevante.

Te invito a que te sientas libre en mi, conmigo, pues yo contigo lo soy. De lo contrario sólo déjame disfrutarte, disfrutarme en ti y después vete, así sin avisar, huye… sólo así podré guardar, olvidar o de a poco destruir cualquier sentimiento que hubieras llegado a crear, para después convertir todo en historias cortas para contar.

Fotografía por Lars Wastfelt