Carencia compartida

Si pudiera contar las veces que tomé tus brazos llena de fe
ante un infierno lleno de llamas, las quemaduras podrían contarte
historias mas alentadoras a pesar de la aflicción.

Si la oportunidad de esbozar de nuevo sonrisas a través del reflejo de este río
dentro de mi rostro me lo permitiera, la serotonina fluiría a través de su caudal.

Si la sensación de calor se irradiara a través de mis labios, el entusiasmo podría
calmar el desapasionado aliento gélido que corre por mis dientes al pronunciar una palabra.

Entre tantas palabras falsas de amor terminé por rendirme y preferí redimirme
en las rutinarias aventuras del cortisol y los pasos peatonales esperando en alguna esquina
no dar un paso en falso y poder cruzar sin rumbo.

Y en la trinchera de la batalla,
espalda con espalda,
decidiste dejarte vencer sin mira de levantar una bandera blanca.

Carentes de un remedio para el crónico dolor,
Sin la oportunidad de una vida mejor,
Nos volviste miserables a los dos.