Nos conocimos en 2015 durante una tarde noche de Otoño patagonica, la ciudad olía a humo y nafta quemada, mis anteojos estaban sucios de modo que lo que podía o no ver a mi alrededor era algo difuso, las luces, los autos, las personas que pasaban a mi lado mientras esperaba afuera de una disqueria en la que sonaba reggaeton, todo formaba parte del mismo ecosistema urbano y polutivo que tanto me gustaba observar.
Mi telefono sonó, era ella, tenia la voz aflautada, era algo irritante pero no me importaba. Quería saber si aun la estaba esperando, dije que si y me dijo que ya llegaba, dije tengo frío y respondió no seas maricón Pablo y cortó.
Entonces la vi llegar, era muy diferente a cualquier persona que haya conocido en la ciudad hasta ese punto, tenia esta especie de corte carré super sexy, su rostro era hermoso, parecía sacado de una pintura victoriana, dejaba ver una leve sonrisa que mezclaba picardia con maldad pura, tenia unos anteojos tipo “cat eye” de esos que usaban las mujeres en los 50’s y una campera de cuero con unas tachas. Era perfecta.
Yo me puse nervioso, no recuerdo que dije, no recuerdo muchos detalles de aquel tiempo pero hay cosas que vuelven, esta es una de ellas. Llegó hasta mi y en lugar de detenerse me dijo “dale, camina”.
Era absolutamente desconfiada y hostil, evitaba responder mas de dos preguntas seguidas y hacia chistes que solo ella entendía. Estaba fascinado.
No creo que la cita haya ido realmente bien, ella no parecía tener ganas de estar ahí y yo me sentía absolutamente tonto, ridículo y fuera de lugar. Al final se apuro a buscar un taxi y antes de subir me dijo “se feliz”.
Asumí que eso era todo, por lo que volví a la casa de mi amigo bastante triste por el fracaso de esa situación, me sorprendí agradablemente cuando me escribió al día siguiente para hablar de lo que sea y así empezó.
Fueron unas vacaciones gloriosas, nos vimos varias veces mas con mejores resultados que la primera vez, estaba feliz, volví a casa en un viaje de colectivo de mas de 24 hs, todo el tiempo con una sonrisa en la cara. Me estaba enamorando terriblemente y lo sabia, los proximos meses serian duros.
Los meses pasaron y sobrevino la posibilidad de vernos nuevamente, fui de nuevo allá con la falsa excusa de ver a mis amigxs, esta vez fue perfecto, era una felicidad casi infantil y lo mejor es que en ese punto ya era mutuo, caminabamos de la mano, reiamos juntos y hablabamos por horas, ella me contaba sobre sus amigxs, su familia, lo mucho que odiaba al mundo y miles de anecdotas bañadas en alcohol barato y musicalizadas por bandas punk increiblemente mediocres. Yo le contaba sobre mi trabajo, mi eterna sensación de derrota existencial, lo mucho que odiaba al mundo y miles de anecdotas escolares y risibles.
Una noche frente al mar le dije que tenia que estar feliz porque eran los mejores años de nuestras vidas y probablemente luego todo seria cuesta abajo, ahí lo supimos, ibamos a estar juntos de verdad, confeccionamos un plan para el año siguiente y luego dejó de hablarme.
Ese era un patrón en ella, pocas veces estaba realmente segura de lo que quería aunque aparentara lo contrario, siempre era sincera pero normalmente carecía de empatia y su pragmatismo era extremo.
Supuse que era el fin, pasaron un par de meses y escribió de nuevo, no recuerdo el contenido de la conversación y si lo recordara no lo escribiría. Por el bien de la historia voy a mantener el nivel de verguenza ajena del lector a una cantidad sana y prudente.
Ya estaba cerca, podíamos estar juntos y vernos de manera regular.
El amor romántico no es como el amor de verdad, por aquel entonces no lo sabia. Es solamente un libro de reglas apocrifo e inutil, por lo que casi toda debacle relacional es perfectamente evitable. Pero yo no lo sabia.
Todas nuestras peripecias de los ultimos dos años parecían haber valido la pena, ahí estabamos, en mi casa, siendo nosotros por primera vez en dos años. Teníamos chistes internos, nos perseguíamos corriendo por el patio, tomábamos cerveza ahí durante la noche y compartíamos nuestras vidas en detalle, cada cosa, incluso esos recuerdos incomodos de la primaria y la secundaria que a nadie le interesa mencionar nunca.
Lo único trágico es que los días parecían durar 6 horas como mucho, ahí comprobé que de hecho el tiempo pasa mas rápido cuando sos feliz lo cual se suma al desgraciado hecho que toda felicidad es pasajera y así fue.
Luego de esos meses los recuerdos son aun mas neblinosos, porque fue horrible, ahora se diría que nos habíamos vuelto una pareja toxica, creo que nuestra dualidad nos jugo una mala pasada, algunas deficiencias personales comenzaron a pesar mas que otras, a veces las personas solo somos personas y no hay nada que podamos hacer al respecto. “Omnia enim et voluptas vana gloria”, ella se volvió prejuiciosa, irritable e infiel y en respuesta a eso yo me había vuelto un mentiroso patológico, emocionalmente dependiente y celoso.
La extrañaba todo el tiempo aunque estuviera sentada a mi lado y esperaba que se sintiera bien donde sea que estuviera realmente.
Los momentos de calma y cariño eran breves pero intensos, pero las peleas, oh boy, las peleas, ahí era muy buena, tenia una capacidad enorme para decir cosas horribles e hirientes, tenia la boca llena de avispas. Mientras que yo perfeccionaba el arte de ignorar y fingir que nada me dolía, lo hacia y me corroía por dentro, me gustaba pensar que en ese punto ella también sentía culpa y que por eso decidió dejarme.
En un acto que juzgue increíblemente mal en aquel entonces como un martirio por la causa del amor verdadero, fui a buscarla a su casa para intentar convencerla que no me dejara, lo que siguió fue confuso y nunca me lo pude explicar claramente, ella tampoco, nunca quiso o tal vez comprendía tan poco o menos que yo lo que hacia. Pasamos la noche juntos, conversamos poco y nada y todos los intercambios eran hostiles, al día siguiente fue igual y luego bajo el mas absoluto desconcierto volví a casa llorando todo el camino como un crío.
Y esa fue la ultima vez que la vi, todo estaba obliterado. Durante el siguiente año no pude hacer otra cosa mas que regodearme en mi miseria y sentir lastima por mi mismo, pero la miseria se desperdicia en los miserables, he llegado a creer que el amor no es pasar tiempo juntos, garchar o esas chorradas. El amor es que te duela, es extrañar, es escribir mensajes para no enviarlos nunca, es estar lleno de arrepentimiento y noches que no van a pasar. Digamos que forma el caracter, cuando alguien realmente te quiera al menos vas a saber de que se trata.
Una vez, que tenés una cicatriz en el corazón es solamente una cuestión de tiempo antes de que alguien te deje otra y otra y otra hasta que no pasa un día en el que no seas lastimado injustamente o te hayas desilusionado ante la adversidad de las circunstancias y logras ser un desastre tan grande que finalmente no te sentís cómodo a menos que seas golpeado salvajemente por nefastas eventualidades.terminas volviendo al lugar del que te habías ido, más muerto que cuando te fuiste y con la mente llena de recuerdos, una vez que superas y seguís adelante el resultado es que tengas que recordar ser amable, todos los días, recordar ser amable porque cada paso que diste empezó en la tristeza y hay mas paraíso en el infierno de lo que nos dijeron.
Con el paso del tiempo cambie y quizas me haya convertido en la buena persona que ella siempre quiso que sea y estoy seguro que me odiaria por eso.

Fotografía por asketoner