Café con canela

Tú has sido el más intenso y bello accidente con el que mis ojos se han atravesado. En aquella mañana de marzo, el silencio se adueñó de mi. Rompiste mi rutina con tus lunares y esa sonrisa que seguiré recordando con mis seis sentidos, tu mirada anidada en mis pupilas no hacía más que empujar mis labios con destino a los tuyos, en un abrazo podíamos recorrer tiempo y espacio sin movernos.

¿Y cómo no hacerlo?

Si tus lunares me trasladaban a una constelación que podía besar a cada milímetro sobre tu piel, tu fascinación por las flores, la historia detrás de cada cicatriz, de cada pensamiento, de cada recuerdo, de cada mirada se volvía combustible para mi alma, por eso desde Hong Kong hasta Venezuela, de Bogotá a Bacalar, seguirás siendo el más bello amanecer que pude haber tenido.

Porque fuimos de momentos felices, de sonrisas, besos y flores.

Fuimos más de instantes que de eternidades, de meses más que de años.

Fuimos de café con canela y cerveza.

¡Y fuimos!

Aunque fugaces.

Fotografía por Edie Sunday.