Bendita sea la desilusión amorosa que me hizo entender que no a cualquiera se le abre el corazón, bendita sea la traición amistosa que me hizo comprender que no a cualquiera se le llama amigo y bendita sea la desilusión familiar que me ayudó a saber que hay personas que aunque lleven tu sangre no son tu familia, bendito sea todo lo malo que me ha pasado, que me ha ayudado a crecer como persona.