Tengo margaritas podridas escurriendo por los dedos.
Un cuerpo escuálido y un rostro que pide misericordia de amor.
Un alma vacía de afecto, marchita, con ojos que inspiran ternura y sin querer también lástima.
Fotografía por Michel Nguie
He pensado en quemar mi cama pero no tendría dónde dormir.
Que cansancio ser. La vida y yo no nos llevamos bien.