Conocí a una chica en el súper. Es decir, la miraba solamente, no hablamos. Ella llevaba siempre un libro de Juan Rulfo. Me costaba trabajo mirar el título, su brazo no me dejaba leerlo. Quise saber qué libro era.
Siempre coincidíamos. Después de encontrármela un par de días, supe que me gustaba. Sí, me gusta, ya lo sabía. Luego me di cuenta que ella me miraba de reojo cuando yo tomaba algunas cosas para meterlas en el carrito del súper. Parecía que ella ya sabía lo que yo sabía. Quizá le gusto, quizá no. No sabía si sentirme alagado. Nunca he sido de esos tipos que ligan. Es algo estúpido.
Ayer fue la última vez que nos encontramos. No la volvía a ver jamás. Pero por lo menos menos pude ver el título del libro: Pedro Páramo.
Estoy molesto conmigo. No tuve el valor para hablarle. Tampoco he leído a Juan Rulfo.
Fotografía por Ama Aura
Estudiante de sociología y escritor de mierda.