Recuerdo sanar mi alma en
cada aliento que soltabas,
navegando entre mandalas
al compás de tu vaivén.
Recuerdo matar mi rabia en
el lunar bajo tu espalda,
dibujando caligramas
en los surcos de tu piel.
De tus labios era el tantra
que besaba mi garganta
derramando vino y miel.
Te recuerdo soberana
cuando anoche consagrabas
mis estigmas en tu edén.
Fotografía por Abel Ibáñez G.