Comencé a escribirte sin conocerte cuando tenía 17… Suena apresurado ¿No?, pero ¿Quién decide cuándo es muy pronto?
Es triste darme cuenta que tal vez éstas son cartas escritas al infinito, de esas que jamás llegan a tener un lugar al cual llegar, y si lo tuviesen, tal vez tardarían 3 vidas y media de otra en alcanzar… Pero sabes, aún hay una parte de mí que anhela lleguen algún día.
Últimamente me he encontrado estancada en ese sentimiento de monotonía que no me deja vivir, pero… ¿Qué hago?
Mi vida se convirtió en aquello de lo que todos huimos, una serie de pasos a seguir día tras día. Un funcionamiento casi perfecto entre trabajo y vida “soñada”, y, ¿Dónde quedas tú? ¿Por qué no apareces?
Hoy, tal vez días, semanas, meses o años antes de conocerte, quiero decirte que ya te espero. Ya espero sentir tus manos; enamorarme de tu nariz; acariciar tu pelo; reconocer tu olor; escuchar tu voz cuando el silencio se apodera de mi entorno; sentirte aquí, a un lado de mí…
Es inevitable pensar que estoy perdiendo el tiempo, que este “periodo de espera” es muy estúpido porque yo espero algo que no sé si existe, pero una vez escuché o me dijeron que buscara un motivo para seguir y que eso me impulsaría siempre… Y sin saberlo, tú eres mi motivo, ese que le da un poco de sabor a mi vida, un toque de fantasía a mi muy perfecta rutina… Ese motivo por el cual salgo e intento verme bonita con esa sonrisa falsa que muy bien me acomoda…
Me gusta pensar que sin decirte, sabrás lo que quiero, que sin haber hablado lo suficiente, sabrás exactamente cuáles son mis flores favoritas. Ya quiero tenerte y que con el simple hecho de mirar tus ojos, ya sepa todo lo que ocultas.
Anhelo ese extraño pero magnífico don de telepatía que sé, tendré contigo.
Ya quiero verte y dedicarte páginas enteras de palabras que acomodadas miles de veces, harán la poesía más linda de todas, la nuestra.
Espero conocer nuestros defectos, esos que te harán único, esos que ya amo de ti…
Esta es una más de esas cartas escritas al infinito, una más sin destinatario, una parte más de mi atrofiado corazón que sale de él en espera de un poco de consuelo y desahogo, una más que se une a la lista de cartas que te escribo, aún sin conocerte.
Fotografía por Denis Ryabov
Esperando esperar algo que valga la pena la espera.
Veo las nubes, las estrellas, la luna y la lluvia… Otras veces estudio medicina.
Diario leo mi horóscopo sólo para estar segura de los acontecimientos que NO PASARÁN.