Así te extraño, entre azules y sábados.
El principio del hecho, cuando el pasto aun no crecía y yo apenas aprendía a saltar hacia tus brazos. Cuando la inspiración apenas comenzaba a surgirme con los primeros “te quieros”.
Así, cuando una mirada me costaba una semana de desvelos, cuando un desvelo compartido me daba gasolina para una semana y cuando realmente para nosotros no había diferencia entre una hora o diez días porque de alguna manera perdíamos conexión con el tiempo, solo nos quedaba el espacio.
Así te extraño, tranquilo, entre sabanas y tus lunares.
EL hecho mismo, cuando ya no había ni dudas, ni mareos; cuando no había silencios inoportunos porque hasta en los silencios de tu respiración me escuchaba, y me decías cuanto me amabas sin emitir sonido alguno cada que cerrabas los ojos.
Fotografía: Anna Sauza
Greñuda.
Cuando estoy rota escribo para soltar poquito.