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Aquí convergen muchas historias


Siempre que veo una composición minimalista me transporta a un estado de calma, una sensación que puedo describir como mística. La utilización de pocos elementos me da la posibilidad de crear lo etéreo, únicamente con lo necesario.


Aquí convergen muchas historias: el block de hojas moradas que compré en un bazar; las plumas y colores que tenía en la mochila un lunes de universidad; las hojas semitransparentes de un álbum, esas que se utilizan para proteger la fotografía; y la máquina de coser de los noventas que se encontraba arrumbada, siendo x en mi casa.


Nuestros cuerpos, nuestros afectos, nuestros dilemas, nuestros espacios, nuestros acuerdos, nuestros momentos ya no son nuestros.


Vivo en un puerto, en algún momento iba a crear algo relacionado con lo acuático, era cuestión de tiempo, aquí no se puede evitar, el territorio te lo pide y tú se lo das.


Me encontraba con una caja de colores pastel que recién compré, quería estrenarlos, pero no sabía cómo. Empecé a quitar el papel que los cubría para ver como pigmentaban, la textura me agradó bastante y decidí usar la cobertura para crear la pieza desde el azar, como una obra dadaísta. El color lo utilice al final para crear un contraste entre material y su deshecho.