Mujer.

¿Por qué diablos no corriste muy lejos al verme? ¿Por qué me contestaste cuando te hablé?

Hubieras huido de un hombre como yo, con la curiosidad de encontrarte, descubrirte, enamorarte.

Te hubieras ido antes de dejarme mirarte a los ojos y contemplar la totalidad del universo en ellos, antes de ver esos labios pintados de rojo y esa hermosa curva que forman al sonreír, antes de descubrir la esencia que desprende tu cuerpo con ese magnífico olor y la química que teníamos al bailar, antes de enseñarme tus bandas favoritas, de ver lo bueno que hay en ti y de todo lo que tienes para dar, antes de saber que no podré tenerte.

Y es que no sabes la impotencia que se siente el perder sin haberlo intentado, de solo poder escribirte, de solo poder pensarte, añorarte y no tocarte, de imaginar un beso tuyo, una caricia, un abrazo, tomar de tu mano y llevarte a los lugares más inhóspitos de este retorcido mundo.

Y aunque el rendirme no está en mis principios, hoy te tengo que soltar. Porque no me hace bien seguir fantaseando, porque necesitamos conocer más personas, porque necesitamos enriquecer nuestra mente de todo lo que la vida tiene para nosotros.

Porque tal vez en algún futuro, igual, y con un poco de suerte al viernes se le cae la erre.

Fotografía: PJ Wang