Año trópico

El 2020 iniciaba una etapa que pensábamos, duraría un par de días. Para fortuna de la humanidad esa etapa, llamémosla “adaptación”, continúa afectando, haciendo y deshaciendo vidas.

Es de sabios agradecer el más mínimo respiro de hoy en día, ¿no creen?. Agradecer si el problema más grande fue aprender a convivir con la mente propia, pues de vez en vez el juego mental se convertía en un trago amargo. Es normal sentirse loco, colapsar; fue normal, lo es ahora y lo seguirá siendo, intentemos aceptarnos en cualquiera de nuestros momentos.

A un año trópico del “inició del caos” y un poco en retrospectiva, algunos nos hemos alejado de la intelectualidad pero nos hemos acercado más a la humanidad, a la naturaleza de “sobrevivir”.  Muchos caímos en cuenta que, entre la tormenta, se aprende más de pláticas cotidianas, del día a día, que de cuestiones “extra curriculares” que por alguna extraña razón, estábamos obligados a ejecutar.

Replantear prioridades y sentir un odio creciente hacia la humanidad, fue una constante por la poca empatía de la humanidad hacia un bendito virus que parecía acercarse como neblina en una película de terror. Aún así, ¿cuántos hoy, no extraño las multitudes, la cercanía o el calor de un abrazo bien dado y un beso liberador?; apuesto que hasta la persona más antisocial aprendió a verles el lado bueno.

Sin duda aprendimos a no burlarlos de la muerte como la costumbre del país lo indicaba. Las dolencias fueros y siguen siendo inconsolables. A pesar de todo, hemos aprendido a agradecer las bondades y bendiciones de esta etapa.

A un año trópico, agradecer por el amor que nos soportó y el que nos rodea en la actualidad; agradecer la salud mental y física, agradecer cada alimento físico y espiritual, cada suéter, cada respiro y tratar de compartirlo, es todo lo que tenemos.

Agradecer cada microsegundo de felicidad, cada milímetro del ser que ahora eres y cada momento de tristeza, también, pues de estos aprendimos más.

En conclusión, a pesar de toda la mierda, a un año de haber iniciado un nuevo ciclo, llamado comercialmente Nueva Normalidad, agradezcan las pequeñas y grandes cosas, valoren su vida, su alma y respeten la de los demás, que aunque siempre ha sido lo de mayor valor, es ahora el tesoro que muchos quisieran regalar o rescatar.

Todos hemos cambiado y está bien. Sé feliz cuando quieras y sé tristeza cuando prefieras pero siempre abraza cada parte de ti, aunque a veces duela.

A un año trópico, deseo que las penas pasen y los problemas disminuyan, que el corazón crezca y el agradecimiento permanezca. Estar bien.