Sin darme cuenta el sol me dejo de molestar, así como sin darme cuenta las raíces comenzaron a crecer en esta tierra que creía infértil al punto de dejar frutos por montones con lo que podría llenar costales de alimento, alimento para el alma
Eres un sol que no quema, no hostiga, eres un sol que avanza para dar paso a mi luna a plenitud, un sol independiente, que funciona por sus convicciones y razón, pero que no se olvida de irradiar la luz que dispersa las sombras que van detrás de mi
Cada momento qué pasa conoces más esa cara de mi luna que con precaución y prejuicio alejo de los demás y tu, tan tenaz y linda, indagas en cada cráter llenándote de risas, silencios y reflexión, terminando por dejar rastros de ti, amuleto de sol
Cálida sonrisa y ojos color medio día, con halagos a la enorme estrella acabaría y sin celar sinceramente le diría, que enterado estoy de que varias vías ilumina y que va por ahí desbordando su energía
Eres haz de mañana, eres parte del atardecer, eres color, eres fin del día, mientras que yo solo expectante observo cómo te esconden entre las nubes, pendientes y alegrías, exacto, que dicha la mía.
Eres eclipse de mi vida, delirante coincidencia tardía, envejecerás como el recuerdo de ver iluminado el cielo por las noches, despistando a los que por infortunio no gozarán de tu compañía, envejecerás como el recuerdo de que de amor esto es un derroche.
Me gustaría saberme listo por si un día no decidieras no salir, me gustaría estar preparado por si en algún momento dejarás de calentar mi corazón, me gustarían tantas cosas, entre ellas que me explicaras como era vivir sin tu sol
Caí en cuenta de que 365 días no serían suficientes para verte dar una vuelta entera, caí en cuenta de que no me molestaría que fuera dos o tres de esos ciclos, caí en cuenta de que día a día pido para que dadivosamente nunca te apagues.
Fotografía por Abel Ibáñez G.
Mis 25 años son la prueba de que se pueden vivir 365 días del año melancólico.