Hay deseos que estaban destinados a cumplirse. Alona fue uno de ellos.

“Todo pasa por algo…”

Por lo regular es la frase que decimos cuando no tenemos cómo justificar lo que nos pasó, ó  muchas veces también es la frase que ocupamos cuando entendemos porqué nos pasaron las cosas.

 Cada día más sigo creyendo que nuestro destino ya está escrito, me asusta la incertidumbre de lo que voy a vivir  y a la vez me ilusiona pensar que puedo cambiarlo todo.

Me hace pensar en lo que he vivido y en lo que realmente ha valido la pena, como mi primera gran aventura en Italia, creo que aún no puedo procesarlo por completo,definitivamente hay un antes y un después que marcó mi vida, tanto así que sigo escribiendo lo que me pasó hace dos años.Hablar  de Alona es otro pretexto para escribir mis memorias.

Yo le había  pedido a Dios 3 cosas para mi viaje, comer de todo, conocer lo más que pudiera del país y encontrar a una buena amiga. Y así se fueron dando las cosas.

Por lo regular suelo ser una persona muy extrovertida, pero al llegar a un lugar desconocido y con una lengua que no hablas, preferí tomar mi papel de introvertida, recuerdo que Simona una de las chicas de ahí  fue bien linda conmigo, pero no era una foránea como yo y eso hacía que no me identificara por completo con ella.

Creo que llegué  1 o 2 semanas antes que Alona a Lido Venere,aquel restaurante en donde trabajé y en el que después sería el escenario de enredos y de historias casi sacadas de una novela italiana de los 90´s, pero en fin, eso es para otro relato.

Los primeros días que estaba sola por la noche me gustaba ir a sentarme frente al mar a fumarme un cigarro conmigo misma y platicar con Dios, me ponía a pensar en todo lo que había sucedido para que yo estuviera ahí, en el otro lado del mundo, en otra realidad, sin entender aún cómo es que pude lograrlo. Veía la nada  del océano, volteaba a ver el cielo estrellado, pensaba en todos los que no estaban ahí.

Todos eran muy amables, entre los que me coqueteaban, entre quienes les interesaba de verdad y entre los que me llamaba la atención como para acercarme a convivir era raro y  la verdad es que prefería alejarme. Es como cuando entras a una escuela nueva, no conoces a nadie pero observabas a todos para ver con quién te podrías  juntar.

Sabía que no sería la única extranjera y que paulatinamente llegarían los otros chicos o chicas, así que solo observaba a los demás.

 Alona llegó un viernes por la noche, se instaló en el departamento de junto y Simona me preguntó si yo quería darle la bienvenida dándole un rol, así que  acepté.

No sé cómo comenzar a describir a Alona, hay una especie de misterio por entenderla.Nuestra primera interacción fue dar un paseo nocturno por el malecón, caminábamos sin decir nada, solo escuchábamos el sonido de las olas, medio volteamos a vernos; comencé a hablar un poco de inglés tratando de interactuar y medio me respondía. Lo chistoso era que para ese momento yo  hablaba más inglés y casi nada de italiano  y ella sabía hablar más en italiano que en inglés,así que comunicarnos era raro. Pero pese a la diferencia verbal pudimos hacernos las preguntas triviales de cómo te llamas, cuántos años tienes, de dónde eres etc etc. …“Sono messicana” , “Sono della Russia”.  Era una vez una mexicana y una Rusa  en Italia…(suena al inicio de un chiste racista).

Test blanca blanca, más alta que yo, aproximadamente mide 1.70, cabello rubio castaño, ojos verdosos que dependiendo la luz se tornaban más claros, su voz era fuerte pero ella hablaba en voz baja y algunas veces un poco infantil, la verdad es que no me gustaba tanto cuando hablaba de esa manera y le pedía que me dijera mejor las cosas.Su forma de caminar era muy propia, no hablaba demasiado, parecía que siempre pensaba que decir, incluso prefería mover la cabeza hacia los lados si algo no le gustaba,bipolar en algunas ocasiones y era evidente cuando algo le molestaba o no quería hacer, es más una persona introvertida, si estábamos con demasiadas personas prefería no decir nada, cuando estábamos las dos era más ella. A decir verdad, no tuve ningún prejuicio cuando la conocí.

Unos días después por la noche estábamos en su departamento sentadas en su mesa de madera, habíamos comprado dos botellas de vino, teníamos un destapacorchos, unas fresas, crema batida y había un poco de silencio incómodo como cuando no conoces a alguien.  

Intentábamos platicar como podíamos, lo más raro es que  de alguna manera si entendíamos lo que nos estábamos diciendo. Para ella era la segunda vez que  hacía el programa de intercambio, me comentó un poco de las cosas que conocía y que sería bueno visitarlas. Entre nuestra plática comparábamos el tequila con el vodka, las cosas mexicanas con las cosas rusas, buscábamos en traductor y en google los ejemplos que queríamos dar,reíamos de nuestros acentos, de las palabras que “debíamos aprender” así cómo las groserías;siempre hay una necesidad de enseñar un “chinga tu madre” o un “no mames” a un extranjero, y las otras cosas “cagadas”  para nosotros, reíamos  hasta terminarnos las 2 botellas de vino.

Nos gustó cómo la pasamos  así que decidimos repetir el plan en las orillas del mar,  terminado de trabajar armamos las cosas para hacer el mini picnic nocturno.  De nuestro departamento al puerto nos quedaba a menos de 10 min caminando, bajábamos sobre las  calles, cada vez que nos encontrábamos a alguien conocido o extraño  los saludábamos con un “Ciao ! Buona notte ”.  Por lo regular nuestro turno terminaba a las 22 o 23 hrs. Estando en la playa pusimos música , bailamos descalzas sobre la arena, nos empedamos otra vez un poco, nos quedamos en silencio, veíamos lo que teníamos enfrente y ya.

Vienen a mi cabeza miles de flashbacks de todas las cosas que pasamos, no es fácil escribir en algunas hojas toda la travesía que vivimos esos meses, pero si te compartiré de mis momentos favoritos con ella.

OTRANTO

Una ciudad bellísima a  más de 60 kilómetros de dónde nos encontrábamos. Un  amigo de Alona llamado Andrea pasó por nosotras  para llevarnos hasta allá, nos subimos al carro e íbamos platicando un poco con él mientras  hacíamos paradas en las mini ciudades para ver lo más destacado, siempre que podíamos pasábamos a un Martinucci a comprar gelato.

Al llegar a la ciudad,  el viento nos recibía con ímpetu, se veía el color acuazul intenso del mar, los botes, las pequeñas lanchas, las olas chocando contra las rocas, las personas disfrutando del día y del mar.

 Andrea nos contaba un poco de la historia del lugar, del castillo de Otranto, de lo que fue y lo que era en ese momento. Cuando comenzamos a recorrer el castillo quedé fascinada, vino a mi mente los libros de Umberto Ecco, parecía que estaba viendo  los pasillos subterráneos que alguna  vez leí en el Péndulo de Foucault, entendí las escenas que una vez me había imaginado.

Subimos a lo más alto del castillo y una vez más quedé sorprendida de la hermosa vista que presenciaba, o sea, es sorprendente cómo Italia  desde donde lo viera siempre me daba paisajes increíbles.

Andrea regresó para ir a su trabajo,  solo nos quedamos nosotras dos y seguimos recorriendo el lugar, entramos a una exposición de Banksy; mientras veíamos las obras hacíamos chistes de lo que era arte o no, o cuáles eran las que nos gustaban.

 Siempre que salíamos algún lugar nos tomábamos fotos, pero ha decir verdad a diferencia de ella  yo era muy mala,cuando veíamos las fotos que yo le tomaba siempre me decía “Fotografa di merda”,  yo me reía y solo respondía “lo mismo me dice mi hermana” (que es verdad jajaja), no sé cómo es que  aguantaba  mis malos intentos y sin embargo ella  no tenía temas en hacerme muchas fotos bonitas. A parte neta que tenía un ojo increíble para la foto, podía capturar lo que estaba  pasando de una manera única.

Seguimos caminando para ver dónde podíamos comer, pero en Italia tienen horas específicas donde se abren los restaurantes, de 12:00  a las 15:00 y de las 19 :00 hasta las 23:00, veíamos los menús esperando a que diera la hora, al final optamos por comprar una pizza y ver dónde nos la comíamos.

Estábamos sobre un canto de piedra que daba hacia el mar, con un poco de dificultades nos las arreglamos para sentarnos, teníamos las cajas de pizza, nos acomodamos, empezamos a tomar rebanadas de la margarita y comenzamos a comer, puse la canción “California” de Phantom Planet  y  aunque el choque de las olas contra las rocas era estruendoso podíamos escuchar un poco las canción, simplemente estábamos ahí,no nos deciamos nada, sólo comíamos, veíamos el mar, a la gente,el atardecer, compartíamos el silencio.

Después de terminar la pizza vimos que ya era tarde y teníamos que ver cómo regresar a nuestra casa, empezamos a preguntar por la estación de tren más cercana, cuando nos dijeron el nombre y la buscamos para ver los horarios vimos que el último tren que nos podía llevar ya no lo alcanzamos, no sabíamos si intentarlo o no, caminábamos pensando que hacer, Alona queria pedir “aventón”a los carros para que nos llevaran pero obvio le dije que no, ya era noche y mi instinto de supervivencia mexicano me decía que ni de pedo. A veces no me gustaba que a ella le diera todo igual a diferencia de mi lado aprensivo, pero a veces era lo que más me gustaba de ella y hacía que me relajara un poco. Estábamos ya un poco incómodas entre nosotras porque no sabíamos qué hacer, el taxi era demasiado caro y no encontrábamos de qué manera regresarnos.

Mejor nos fuimos a un bar desde donde se veía toda la costa, ella se pidió un sprite y yo una cerveza, de repente veo que  me da su celular y me dice : Nora, habla con él y que nos lleve. Veo su pantalla  y era la conversación de un chico de tinder, me empecé a reír y así hicimos nuestro “plan”, darles me gusta a todos los de tinder, con los que hiciéramos match escribirles y decirles que había una fiesta en Torre Vado (donde vivíamos) o inventarles algo para que nos llevarán hasta allá. Me pidió  mi teléfono para ella escribir desde  mi tinder mientras yo estaba en el  de ella. Escribíamos puras estupideces, nos cagábamos de risa de lo que nos respondían, gritábamos “cazzo” cada vez que “no funcionaba el plan” y seguíamos riéndonos de lo que estábamos haciendo. Pero después de toda las risas seguíamos sin saber cómo regresar a casa, empezamos a buscar hoteles cerca de ahí por si de plano nos quedábamos, solo que era la última opción, no debíamos, el Direttore Maximiliano (el gerente del restaurante) nos había dado el día libre a las dos, cosa que no lo hacía casi con las otras extranjeras.

Ya era tarde tipo 11 de la noche, estábamos enojadas, cansadas , sin hacer  nada. Nos sentamos en una banca larga  a pensar, a lo lejos comienzan a estallar unos fuegos artificiales, Alona empieza a grabar un poco y a grabarme y sonreímos un poco.  Al final recurrí por pedirle al chico con el que tenía mis aventuras si podía ir por nosotras y llevarnos a casa,me dijo que sí y por fin solucionado el regreso nuestro semblante y vibra cambiaron; nos fuimos a un bar en lo que esperábamos.

 Alona nunca me juzgo pese a todas las cosas que hice, nunca me sentí juzgada por su mirada ni por sus palabras, al contrario , siempre sacaba un comentario o muy sabio o muy sarcástico de las situaciones que le contaba, siempre nos burlábamos de nosotras, desde cosas tan sencillas  del trabajo, chismes del restaurante, de las personas de ahí, era entretenido platicar lo que pensábaos de los demás, de quien nos caian bien y no, tiene un sentido del humor negro simpático, creo que por eso me caia bien. Tenía una risa muy particular para las diferentes situaciones,  dentro de las cosas que le había enseñado me encantaba que había entendido perfecto todas las maneras en que se usa un “no mames”, lo sabía ocupar muy bien para diferentes situaciones, también creo que tiene una sensibilidad para el lenguaje y los idiomas.

Era raro, pese a nuestra forma de comunicarnos podía contarle de todo( aunque a veces no  sé si solo me daba el avión jaja ) solo decía lo esencial, creo que más bien solo es así. Estaba agradecida de haberla conocido, porque sin saberlo  fue cómo un curita en mi proceso de duelo.

Tres meses antes de llegar a Italia tuve una pelea con una de mis mejores amigas, puedo decir que hasta ahora es el momento más doloroso que alguien me ha hecho sentir. Se estrujó mi corazón, no entendía que pasaba, ¿porqué?, me invadía la rabia. En ese momento decidí alejarme, no había vuelta atrás, su orgullo se convirtió en mi orgullo.

 De nuevo “Todo pasa por algo”… entendí después porqué, sin duda me enseñó lo que tenía que aprender de las personas, me enseñó que fui más fuerte de lo que me imaginaba, me enseñó que pese a estar sola en otro lugar lo superé y avancé, y aunque parezca raro agradezco que me lo haya enseñado ella.

Después de mucho tiempo me buscó y hablamos, nos dijimos lo que nos lastimó,nos pedimos perdón. Importó más el cariño que el orgullo,lloramos y nos pusimos al día con todo lo que habíamos pasado. Preferí tenerla en mi vida que fuera de ella, volver a tener esa conexión única que hay entre nosotras. No sé tú, pero creo que no con todos puedes tener una conexión especial.Así como con Alona, es raro de explicar, no sé cómo podría definir nuestra amistad, podría decir que es ambigua.Esto me recuerda a la película  de una trilogía que me gusta mucho;en “Before Sunset”, hay un diálogo que habla sobre los clicks que tienes con otras personas, es en un tema más amoroso pero me gusta lo que dice.

“C- Supongo que cuando eres joven piensas que habrá muchas personas con las que podrás conectar. Luego avanzando en la vida te das cuenta que ocurre contadas veces.

J- Y puedes equivocarte y no llegar a conectar jamás. “

Aún no puedo afirmarlo o contradecirlo, hasta ahora creo que es verdad, creo que te vas encontrando personas con las que conectas de manera única, creo que me ha pasado más en el tema de amistad, en el tema más interpersonal  ha decir verdad creo que nunca lo he vivido; he conocido personas con las que he tenido conexiones especiales, incluso allá cuando conocí a Mattia, pero aún no sé sé si ya me pasó o aún falta por que me pase.

Pero de nuevo, aún soy joven para coincidir con estas palabras, aún no sé si llegue a tener ese click especial, ya la vida lo dirá.

Lo que sí puedo decir es que Alona es el ejemplo de tener una conexión especial, y la nuestra en específico y para mi  fue compartir el silencio.

Muchas veces no nos decíamos nada, y al menos yo me sentía cómoda mientras nos acompañábamos, vienen a mi mente miles de escenarios. Cuando nos fuimos de excursión en una barca a conocer las cuevas de Salento, el viento chocaba contra nuestras caras, nadamos, reímos, nos subimos de regreso, teníamos un poco de vino, y le dije : En este momento entra el “California” que para mi es la canción que merece ponerse en un momento especial para mi, es cómo guardar ese recuerdo en la canción. En fin, le di play y no dijimos nada, solo disfrutamos.

Mismo silencio cuando estuvimos en Florencia en la cima del patio de una catedral viendo toda esa hermosa ciudad y no decíamos nada, cuando algunas noches después de trabajar nos íbamos a nadar al mar, aveces solo nos llevábamos un vino,después de platicar  nos  recostábamos sobre la arena y ya, cuando comíamos pizza en la terraza de Lido Venere, cuando íbamos a desayunar croissant,cuando por las noches  nos sentábamos a fuera de nuestros departamentos y platicabamos de algo raro que solo nosotras entendíamos, cuando solo veíamos las estrellas,cuando estábamos cansadas en el autobús o el tren, cuando nos enojamos en nuestro viaje por las diferentes cosas que hacíamos y no nos parecían, cuando estuvimos frente a la fuente de Trevi comiendonos un gelato viendo a las personas pasar, cuando nos perdimos en los callejones y puentes de Venecia, cuando comíamos de todo, cuando comíamos demaciado gelato, cuando íbamos a Martinucci,cuando entrábamos a un museo, cuando me estafaron y estaba enojada, cuando en la noche caminamos pérdidas por Roma, cuando me ponía a dibujar y ella solo escuchaba música, cuando paseamos por última vez en Milán, cuando nos fuimos al aeropuerto, cuando nos abrazamos de despedida “Te voglio bene amica ”, cuando nos vimos por última vez y de lejos nos dijimos adios.

“Todo pasa por algo”….Por lo regular es la frase que decimos cuando no tenemos cómo  justificar lo que nos pasó, ó  muchas veces también es la frase que ocupamos cuando entendemos porqué nos pasaron las cosas. Ahora veo porqué el destino nos hizo coincidir, estoy muy agradecida de conocerla, fue como mi ángel sin que ella lo supiera, creo que fue una enseñanza de la vida. Veo en retrospectiva lo que ha pasado y menos me aferro a lo que no entiendo; cada vez más voy soltando todo, para ser honesta me cuesta trabajo pero estoy aprendiendo a dejar ir, tanto como las circunstancias, las personas, los trabajos, los problemas, poco a poco  me hace apreciar y disfrutar más mi presente.