Almas gemelas.
Qué conjunto de palabras tan románticas, tan irreales y tan inalcanzables a veces.
Gracias películas románticas, gracias Disney por hacernos creer que las almas gemelas son las que nos llenan de amor y durara para siempre.
A la mierda Disney y sus cuentos de hadas y príncipes azules, no es todo es rosa ni un “vivieron felices para siempre”, es algo más siniestro que simples dibujos animados, es más que una bestia enamorada de una princesa o Aladín volando en su alfombra mágica junto a Jazmín.
El alma gemela va mas allá de esos cuentos.
Es afín a ti, tan iguales y a la vez tan distintos.
Son aquellas almas maestras de aprendizaje espiritual, aquellas que a base de madrazos nos enseñan a crecer, si el alma gemela no es la historia romántica mal fundamentada por los cuentos de amor, es la que nos daña, la que nos invita a superar los miedos a base de golpes emocionales, es aquella que hace que volvamos a creer en nosotros mismos, gracias a ella podemos tener un nuevo comienzo, un nuevo motivo para reconciliarnos con nosotros mismos, para llenarnos de amor, amor propio le llaman.
Esa alma gemela es nuestra maestra de vida.
En la vida se aprende a chingadazos con sabor a victoria, de lo malo siempre resultaran las mejores ideas y ese sabor de libertad.
Gracias alma gemela, por enseñarnos a crecer, a descubrirnos en terapia y sobre todo a conseguir lo que deseamos.
El raro de la clase, fiel creyente del amor bonito.