Algo sobre el amor

Ese extraño idioma en el que habla el alma… A veces necesito un traductor.

ICMU

He descubierto al amor de muchas maneras tan diferentes una de la otra que ahora me doy cuenta que es inexplicable, no puede ser restringido a unos renglones de alguna enciclopedia, y mucho menos darlo por hecho como un concepto único y universal.
Está presente en nuestras vidas desde el día en que nacemos hasta el último de los respiros. Es parte indispensable, intangible y subconsciente de nuestro ser, es una idea que convence de principio y hasta el final, una que se convierte en sentimiento porque, precisamente, involucra cada uno de los sentidos.

Debe ser desinteresado, practicarse por placer, nunca por conveniencia o a la fuerza, es un acto de elección libre, un ejercicio de pureza tal que no puede ser advertido u obligado, si es así, estamos sintiendo algo distinto motivado por una meditación previa. El amor no se programa.
Podemos enamorarnos de un cuerpo irresistible, de voces que derriten aunque sus discursos estén repletos de palabrería inútil, uno mismo se vuelve inútil cuando es atacado por el ejército de sensaciones provocadas por el amor.

Les digo, se trata de un hecho inadvertido e inmensurable que afecta a cien de cada diez personas, así de exagerado puede llegar a ser, o incluso peor si somos correspondidos, es aquí cuando a los ojos del mundo mutamos a perfectos tarados.
Siempre me ha importado un coño parecer imbécil estando enamorado, no es un precio, es una consecuencia de poseer tal privilegio, al final quien nos ve de ese modo es quien no está momentáneamente caminando sobre ríos de miel.

Esta simple palabrita de cuatro letras es tan infinita como la imaginación, tan poderosa que no podemos dominarla, ni guardarla en un cajón con nuestros objetos mas preciados. Es de dominio público, de mayor valor que el dinero, pero al igual que este, debe mantenerse circulando y multiplicándose ya que se trata de una riqueza incomparable. Me da tristeza que no sea entendido como tal.
Es un lenguaje universal que se habla con el espíritu desnudo y el corazón en la mano dispuesto a ser ofrecido a ciegas, no respeta ni conoce prejuicios; tampoco hace daño a nadie al contrario, es benéfico para la salud. Si bien dicen que uno puede morir de amor, creo en una postura mas prudente, que se muere por la ausencia del mismo.

Hay que amar de cualquier manera, todos los días, cada estación del año, en la recámara, en la calle, en la fila de las compras o esperando el autobus. Debemos nacer al amor, tener celos, equivocarnos, llorar amargamente, deprimirnos y levantarnos de nuevo preparados a sentir.
No sintamos vergüenza por amar sino por no hacerlo.
Amen y sean amados.

Fotografía: Luciana Giachino