Sentirse ajeno e indiferente ante los acontecimientos externos que parecieran paulatinos, merece el reconocimiento del otro, que aunque no se busca y solo se actúa: mostrándose fuerte, capaz, errático, irreverente, vehemente y volátil; conserva su espíritu –inasequible en estos días– el decoro en la pandemia, la voluntad de ser.

Cada uno se encuentra en una constante lucha de sus propias batallas, imposible de entender para el resto. Y tú estás ahí, conservando tu voluntad de ser. Siendo y fluyendo, yendo en contracorriente, aunque a veces te dejas hundir, recobras el aliento en medio del Eros y el Tanatos.

Aunque nos sentimos solos, “hace tanta soledad que las palabras se suicidan”, estoy sola, pero estoy sola contigo. Viendo el invierno llegar y esperando a que se vaya, deseando que esta vida nos siga conservando y teniendo juntos. Empero la esperanza seguirá siendo una utopía innecesaria y nos mantenemos ajenos.

Fotografía por Michel Nguie