Ha llegado la hora de la verdad
y no estoy seguro de nada.
Lo peor es saber de antemano
que esta es la peor de las ideas.
Nadie escarmienta en cabeza ajena
y la mía ha explotado varias veces.
Justo ahora siento fuego en el pecho
y los puños adoloridos y pesados como piedras.
Alrededor de mis ojos se refleja el insomnio
tanto sobrepensar las cosas y sufrir con ellas.
Con ellas y sin ella.
El cansancio me supera
y aún así me es imposible conciliar el sueño.
Seguiré golpeando
hasta que me sangren las manos
porque no hay más.
Es eso o perder la poca cordura
que aún conservo.
¿Por qué no puedo arrancarla de mi pecho?
Es matar o morir.
Y llevo meses muriéndome de a poco
por no tener las agallas para apretar el gatillo.
Ruleta rusa.
No importa de quién sean los sesos
que cubran la mesa al terminar la vuelta
sólo quiero acabar con todo
antes de que todo acabe conmigo.
No voy a rendirme,
aún sabiendo que la segunda vuelta estará completa
cuando sea mi turno de nuevo
y tire del gatillo.
Tengo miedo
pero ya no me importa.
Fotografía por Tania Uranga
Mexicano roto, borracho y auto destructivo.