Gracias por elegir quedarte
Porque uno siempre elige, ¿sabes?, elige desde las nimiedades como el largo adecuado de los aretes y las cosas importantes como el sabor preferido de helado.
Yo sé que no soy fácil de sobrellevar, tengo malos modos y malos hábitos.
Todo el tiempo estoy sufriendo de amores porque tengo esta extraña vocación de querer coser a los rotos.
Y tú siempre has estado ahí.
Viéndome coser lo que me rompe, peleando con los profesores porque siempre creo tener la razón, yendo a marchas, leyendo; me ves querer cambiar el mundo y aunque no compartas la trinchera me acompañas.
Hay momentos, historias y lugares que nos cambian la vida.
Tú eres mi momento, mi historia y mi lugar.
Más de la mitad de mi vida (que no es mucha) me has acompañado durante todas mis luchas internas (que no son pocas) y nunca has soltado mi mano.
Gracias por decidir acompañarme, por decidir tomar el riesgo que implica quedarte, por creer que valgo la pena y lo que se le adjunta.
Yo también elijo.
Elegí no usar aretes nunca y que mi sabor de helado era el de fresa, no de leche sino de agua, o de limón o de queso, o los tres juntos, elegí quedarme contigo también por todo lo que conlleva serte, porque me haces grande y te engrandezco.
Porque un día, cuando mi mamá murió, fuiste a la primer persona a la que llamé y no sólo te llamé sino contestaste y mientras estaba sentada en el patio que nos vio crecer escuchabas mi respiración, sin decir nada, y yo escuchaba la tuya y era suficiente.
Yo siempre digo que en la vida necesitamos certezas, certezas de saber dónde estamos paradas, no sé qué certezas necesites tú pero yo te regalo la certeza de que siempre elegiré quedarme contigo, porque tú me haces ser yo.
Te quiero mucho, Carolina.
Fotografía: Violette Nell