No entiendo el flujo del Universo, ni cómo se atraen las fuerzas, cómo se pegan y cómo se desprenden.
Hay días que atribuyo mi ansiedad al polvo que habita la superficie de mi escritorio, otras veces siento que se detiene el mundo y nada más se mueve, más que mis esferas oculares. No es narcisismo, es nihilismo.
Parece que estamos solos, somos el ente espectador que se congela ante el calor de una palabra imponente.
A veces me llamo Justine / Chaos makes the muse.