47 días desde su partida

Así es y así será, me voy, me voy para no volver…

Ya van 47 días desde su partida, a veces me pregunto qué fue lo que ocasiono las cosas, ¿A dónde quedaron aquellas ilusiones de compartir una vida juntos? ¿Dónde? No lo sé… Uno de los mayores temores a la hora de iniciar un noviazgo es ese, el miedo a perder a esa persona, y lastimosamente, el temor es superado por un tiempo, pues este retorna al ver la relación estropeada, por el piso…

Me voy, me voy para no volver…  Si que estaba en lo cierto, no podré percibir su aroma de nuevo, sus caricias, su rostro de suave textura. ¿Por qué es tan irónica la vida? No hay razón, es un escepticismo que aún no logro escudriñar, solo puedo recordar un antes, durante y después, una angustia, alegría y desamor respectivamente, Y… ¿A quién le importa? Todos los días son buenos y malos, sin embargo, hace 47 días, no sabia que iba a perderte, que ibas a tomar la decisión de irte, hace 47 días no había bien, no había mal, no estaba vivo, no estaba muerto, no blanco, no negro; todo era una búsqueda rotunda, una palabra para poder definir ello que aún no logro dominar. Hace 47 días que perdí un amor, una parte de mí, una alegría, hace 47 días que la perdí y en medio de todo esto pude entender que ganar no siempre satisface el alma. Perdí a mi amor y cientos de cosas se fueron con ella, al perderla se llevó mi alma y mi corazón. Puede que no haga uso de aquellos sucesos que vivimos juntos, pero quizás estén por ahí, en algún lugar de su mente para convertirse en recuerdos después de un tiempo.

Perdí y gane a la vez, perdí lo que más quería, gane lo que menos anhelaba; el desamor, la desesperación, la indiferencia y la frialdad. Puede que ella no sepa nada de esto al igual que yo desconozco su percepción de las cosas, sin embargo, las cosas quedaron claras, o al menos eso creo yo.

No obstante, olvidamos una cosa querida… El mundo es redondo y tengo un frio presentimiento de que algún día nos encontraremos, y cuando eso ocurra, cuando pueda volver a verte con los mismos ojos de hace 47 días, justo en ese momento podría dispararte, y lo haré.

Te dispararé una de esas sonrisas con sabor a lágrimas, una de esas sonrisas que dicen adiós…

Fotografía: Liszt Chang