Aquel día lo dijiste,
partió la calma.
¿Por qué no me pensaste?
Me dolería menos el alma.
La luz dentro ya se apaga,
Ya no abren las ventanas.
El tiempo se come a la Luna,
que envejece y llegan canas.
El último día, el infierno
en mi lejos despertar.
Que llegue pronto el invierno
para poderte olvidar.
Me dejaste ahí varada,
entre la niebla y el frío.
¿Será acaso la penumbra?
es que ni en eso confío.
Y después de esos días,
el reloj pasó lento
Quise fluir con el tiempo.
Penas, llaves
y cerrojos,
Te agradezco abrir mis ojos.
Turbio canto,
no acomodas
ya tu voz en mi pesar.
Que a mi corazón le duele,
el tenerte que pensar.
Aquel día dolió tanto,
que rompió en mil la memoria.
Gloria haberte conocido,
hoy termina nuestra historia.