Querido amigo:
Ayer me encontré con una terrible noticia: “No hay futuro para lo que es únicamente poético”, de eso va el paradigma de la triste transformación del mundo; a las nueve con cinco colapse, y es que nunca aprendí a ser otra cosa, siempre pospuse mi cambio para dimensiones futuras, para hombres homosexuales más románticos y simples; viví deseando que el mundo cambiará y resulta que lo hizo a tal grado que me ha dejado fuera de el; pero sabes una cosa: nunca pude conformarme, tal vez mi único pecado a sido exigir de más a la pareja en turno, siempre un poema más antes de dormir, enlistar las puestas de sol y coleccionar hojas secas de todos los árboles del vecindario.
Ahora lo que me ha quedado es una horrible sensación de miedo, me aterra pensar que el hombre en su búsqueda incansable por la perfección se construirá un cielo a sus necesidades, que algún día ese bello fondo azul que ahora me alumbra, dejé de serlo, y en su lugar uno de láminas y engranajes sea el que nos cubra. Seguramente un señor en el callejón de la noche triste, de esos que abundan y hasta que no tengas uno enfrente sabrás a que me refiero, cobrará cien pesos por dejarnos ver por una rendija las ruinas de nuestro cielo anterior.
¿Lo ves? Ya te ando hablando puros disparates, no seas tan malo y escríbeme más seguido, por mientras te dejo escondidos en los huequitos de todas las “e” la mejor cosecha de abrazos que ha dado este año.
Te quiere, Jesús Ríos.
Fotografía por Pierre Wayser