Son las 3:00 AM y no amas,
ni al Dios todo poderoso que, según,
siempre anda ahí arriba –
no son tus dudas, eh.
Ay, pero hay manos tangibles,
que están envueltas en tu garganta,
y ojos grandes llenos de miedo humano.
Comprender se siente un poco adictivo.
Ni siquiera tratas de explicar la
sensación de congelación y ese abrasador
cavar de tus dedos con garras en
un alma que nunca fue pensada para eso.
Tal vez existe la posibilidad de amor,
pero solo el tipo de amor feo y hambriento
el que hace caer a gente inocente
de cada gracia que conocen.
Fotografía: Cristina Rizzi Guelfi