En un berrinche de rabia, agonía profunda,
me tiré a la mierda, a la ficticia misericordia del agua.
Todo con la esperanza de lavarte de mi piel,
de mi pelo,
de mi ropa,
y de mi alma.
Salpiqué,
me zambullí,
y tallé.
Me tallé hasta sangrar,
y contuve la respiración
hasta que tragué agua.
Como mi cuerpo distendido se hundió
al piso,
me imaginé
que la obscuridad
que me rodeaba eran tus brazos,
que en la arena
que se tejía entre mi cabello
eran tus dedos,
y que el escalofrío
que se apoderaba de mi cuerpo
pronto sería expulsado
por tu calidez insalvable.
Fotografía: Malene Økland

Escribo solo porque tengo mucho que decir y la vida es una conversación en donde todos hablan, pero nadie escucha.