Y si me gusta cómo enmudecen
en su martirio
los compases, el exilio.
Si me agrada el roce universal
de sus sentidos
¿Puedo llamarle alma a sus estrofas?
¿Puedo sentirme dios en sus sentencias?

Si decidí coser este pecho con esta
sangre
para advertir la presencia maldita
de las letras que incuban
mis pesares, tus oídos
el odio y las cáscaras
Debo ser el gato negro en esta multitud
de muertos pájaros sin alas

Entre tanto sarro que colma este universo fantasmal
decidí emerger de la vida que oculta
ese señor
y aquellos gigantes y panzones
temerarios, victimarios, secundarios
protagonistas de esta absurda obra de teatro
que promete solo a los enmascarados
los arrieros, que mueran en el verso.

Fotografía: Massimo Nolletti