Sentencia de muerte

Me crece una tristeza en las manos cada vez que te veo, siento que algo florece y marchita en un par de segundos. En esta casa tú eres el único fantasma, tú eres ese espíritu que atormenta y grita sin cesar en estas paredes, es inevitable percibir lo tenso de tu presencia y lo inagotable de tu ser cuando ni siquiera te encuentras aquí. Eres un karma que no merezco y una carga más fuerte que cualquiera. Hay una docena de ojos rojos observándome, quemándome, juzgándome. Me duele el pecho cada vez que estoy a tu lado y es inevitable que me consuma la ansiedad, siento constantemente un nudo en la garganta que me atora la vida, la calma y la paz.

Eres tormento, siempre lo has sido y siempre lo serás.
Lo siento pero decido rendirme contigo, con todo lo que conlleva quererte y tenerte cerca.
Sé que firmé mi sentencia de muerte cuando decidí amarte.

Estoy en el ojo del huracán y veo como todo revolotea, vuela y se desploma por doquier. Tu vida pronto caerá en pedazos y yo caeré con ella. El miedo se me mete entre la piel. Hay un profundo vacío dentro de mí, estoy rodeada de oscuridad y hay algo en mi alma que ya no da luz. Estoy rota. Más que nunca. En este punto no me siento segura ni siquiera en la calidez de mi cama porque el demonio soy yo. Huyo de un tiroteo pero ¿no soy yo quien me dispara? Soy una secuencia de desamores pero ¿no soy yo quien decide no amar? Mi cabeza es una cueva llena de incógnitas, pero resolverlas me estremece más que cuestionarlas.

¿Qué harán los solitarios cuando se sientes miserables?

Estoy un poco harta de soñar, de construir esperanzas. Está tempestad me nubla la vista, soy un náufrago y nunca he tenido destino. Mi cabeza es sólo un eco infinito que menciona una y otra vez todas aquellas palabras que llevan años lastimándome. Hay tantas escenas de llanto compulsivo y son éstas cada vez más prolongadas. Siento pavor de mí. Siento pavor del túnel en el que me he convertido.

Fotografia por ecka’s echo