Supongo que son las últimas lágrimas que lloro.

Supongo que es uno de los últimos textos que te escribo.

Supongo que serán los últimos recuerdos que tengo de ti y de mi, juntos. Te dije que mi mente eliminaba todo lo vivido al lado de alguien.

El otro día pasé por el lugar al que fuimos en nuestras últimas salidas, en el centro. Un domingo fuimos a arreglar tu computadora y salimos por la parte trasera del centro comercial, por ahí pasé. No me esperaba pasar por ahí y no esperé acordarme de ti en ese preciso instante. Sentí como cambiaba mi mirada, mientras nos veía saliendo de ese lugar, tomados de la mano y definiendo el próximo lugar al que teníamos que ir ese día.

Mi mente aún se está adaptando.

A veces me pregunto qué sería si alguna vez me cruzo contigo en la calle o en algún lugar.

Me he imaginado varias veces ese momento. En algunas veces me paso de largo. En otras me detengo y te hablo. En las más dramáticas me detengo a reclamarte y darte pequeños golpes en el pecho.

Fotografía por Lars Wastfelt