Overlord: El terror de la guerra después de la muerte

Por respeto a la vida humana
amputaría un apéndice purulento de un cuerpo enfermo.
Los judíos son el apéndice purulento de Europa.
Dr. Fritz Klein, médico de la SS. Mengele: El Ultimo Nazi.

En el imaginario mundial sobrevive una herida de guerra para la que no hay cura: la fascinación alrededor de la maquinaria bélica nazi. En este sentido Operación Overlord (Overlord, Estados Unidos, 2018), la más reciente cinta producida por Mad Robot, la compañía productora de J.J. Abrams, hunde un dedo sobre la herida histórica que representa la Segunda Guerra Mundial. Para la historiografía, la Operación Overlord significa la contraofensiva aliada definitiva en contra del poderío nazi en Europa, para Julius Avery (dirección) y Bill Ray (guión) significó la oportunidad de experimentar con un cuerpo cinematográfico al hibridar una war movie con la fiereza de zombis producto de mórbidos experimentos. La cinta combina el suspenso y acción del cine bélico con la violencia antropófaga gore de las películas Z. ¡Sin lugar a dudas una abominación vale la pena comentar! Pues el próximo 8 de marzo será lanzada al mercado mexicano en formato Blu-Ray.

Salvando al soldado Z

Al igual que otros filmes de guerra, Overlord inicia con una secuencia de acción que inmediatamente atrapa al espectador por la tensión que genera la expectación del combate, reflejada en los rostros y rituales de recios soldados antes de entrar en acción. Imágenes que dimensionan el tamaño y peligro de la empresa militar que enfrentan los personajes rompen la tensa calma, una violentísima batalla aire-tierra se desata en pantalla. Luego de sobrevivir a un duro salto en paracaídas los soldados Duncan (Jacob Anderson), Ford (Wyatt Russell), Tibbet (John Magaro) Morton (Iain DeCaestecker) y Dawson (Jacob Anderson) se reagrupan para enfrentar una misión con mínimas posibilidades de éxito: estallar una la torre de un antiguo enclave ocupado por tropas nazis. Diezmados en número y equipo los recios infantes siguen el mando del cabo Ford, un veterano estoico y pragmático que toma la misión como una buena oportunidad para cobrar una velada venganza, sin esperar más sorpresa que la muerte. Sin embargo, los soldados nazis tienen preparado para el pelotón aliado una sorpresa más grande que la muerte misma: bajo la torre objetivo descansa un laboratorio que sería la envidia Victor Frankenstein, una ciencia despojada de ataduras morales libera el horror de la muerte después de la vida: soldados zombificados más allá del bien y el mal, superfuertes y superferoces. Después de todo ¿No es acaso el deseo de cualquier soldado, vivir para pelear un día mas?

Casquillos en el aire

Overlord envuelve una fuerte apuesta cinematográfica a favor de reinterpretar los escenarios, personajes y consecuencias de la Segunda Guerra Mundial, una peligrosa apuesta similar a las filmadas por Quentin Tarantino con Inglorious Basterds o Richard Raaphorst con Frankenstein´s Army. Si la misión de Julious Avery y Bill Ray fue rodar y estallar en pantalla una war movie, el objetivo se cumplió con merito, pero, si la misión fue rodar una película Z con feroces zombis la misión fracaso, pues la tensión que debe acompañar la trama de una película de guerra se rompe con escenas faltas del realismo que demanda retratar el fuego destructivo de la guerra. Aun así, podemos ser partisanos y disfrutar la película como un interesante experimento infantil, como cuando de niños nos topamos con algún animal muero al cual picamos con una vara con curiosidad fascinación para saber si está vivo o muerto.

Fotografía por: Can Dagarslani