COLADERA

Los demonios blancos que ahorcaban mis sueños húmedos, ahora viven en fotos sobreexpuestas, y el vapor que ya escapa de mi aliento, fluye con libertad en dirección opuesta al bien, pues el mal, lo necesitamos para ver lo que es hermoso, para pedirle perdón a mis ataduras por florecer con sudor y sentir que no hay nada mejor.

Vale el pecado de desnudarnos uno frente al otro, con los pies sucios y los deseos suplicando ser saciados, saltarse las horas de comida para quemarse la lengua con gotas del cielo; Porque es fácil y es lo que más se acerca a mi idea de sentir la eternidad.

Difícil es detenerse en el apodado camino hacia el infierno, donde lo que debería ser carbón caliente acaricia mis tobillos en lugar de quemarlos, cuando el aroma a azufre se convierte en infusiones de cerezas con chocolates.

¿Pero de que sirve creer que existe algo después de morir?

Mi alma perforada deja pasar agua diluida con tu sangre de otras dimensiones, de diferentes tiempos, donde quizá ya hayamos muerto, donde quizá ya nos hayamos amado hasta el final de la época.

Fotografía: subway rat